La historia de la escuela

La Escuela Molière abrió sus puertas el 12 de septiembre de 1994. Este proyecto se pudo realizar gracias al entusiasmo y entrega de tres mujeres: Brigitte Bret, Matilde Silvestre y Rosario Soberón, quienes lucharon por fundar un establecimiento en el que pudieran encontrar en Cuernavaca, la mejor opción académica para sus hijos, dentro del sistema educativo francés; esto sin fines de lucro. Ese primer año recibieron a 32 alumnos. Al finalizar el ciclo escolar ya contaban con 56 alumnos inscritos. Para el ciclo siguiente la Escuela Molière ya contaba con 110 alumnos. Desde sus inicios el Liceo Franco Mexicano estuvo presente en este esfuerzo académico, pues siempre ofreció su apoyo al proyecto. A los pocos años, el plantel inicial fue insuficiente para albergar la escuela y fue entonces que Brigitte, Matilde y Rosario junto con un grupo de padres de familia, instalaron el colegio en su ubicación actual. El proyecto Molière, además de la excelencia académica, contrae un compromiso con el entorno ecológico cuernavacense. La escuela está enclavada entre árboles y jardines, un espléndido marco natural en el que los niños y los jóvenes Molière, aprecian la naturaleza como parte de la enseñanza. Una década después de su fundación, Molière ya era una Asociación Civil con un importante número de asociados comprometidos con el plantel, que aportaban generosamente tiempo, dinero y esfuerzo. Sin embargo, se había convertido en una organización pujante que estaba lista para dar un paso adelante para su institucionalización. Por lo que, reafirmando la generosidad de su comunidad, el Liceo Franco Mexicano asume las riendas de la escuela.

La historia de la Escuela Molière está llena de ejemplos de generosidad, muestras de logros académicos y ha logrado consolidar una comunidad comprometida que dignifica los lazos que hermanan a Francia con México.